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El Huracán Earl, a pesar de no ser de los más intensos que se recuerdan, ha provocado auténticos estragos esta temporada. Pero no es el primer "Earl" ni será el último.
A estas alturas, por suerte para los habitantes de México, el Huracán Earl, ahora de vuelta a su intensidad de tormenta tropical, se marcha lentamente. A su paso deja varias decenas de víctimas mortales y miles de dólares en pérdidas materiales. Este ha sido solo un episodio más de las vicisitudes que se viven regularmente debido a los huracanes y tormentas varias. Tras Earl, se forma Javier, una tormenta tropical bastante más suave pero que, aún así, no rebaja la alerta por posibles complicaciones. ¿Qué se puede esperar y cuál es su origen?
Otro Huracán Earl más
Puede muchos ya no recuerden que este no es el primer Huracán Earl que México (y las islas del Caribe) ha vivido. Esta tormenta tropical es una de las regulares ocurridas durante la época de ciclones que se produce entre el Mar Caribe y el Golfo de México. Como recordaréis, cada seis años se repite la lista de nombres otorgados a las tormentas tropicales. Por tanto, cada cierto tiempo y alrededor de la misma época, México suele enfrentarse a esta tormenta. La última, en 2010, alcanzó la categoría de huracán, como este año, pero las víctimas asociadas a este fueron menores. En esta ocasión, según los datos actuales, el Huracán Earl no alcanzó los fuertes vientos que en años anteriores. Pero su paso por zonas rurales ha provocado numerosas deslavadas, las principales causantes de los cuarenta y tantos muertos que se han contabilizado hasta el momento. Según los datos meteorológicos, este habría sido el Huracán Earl más dañino, en cuanto a víctimas humanas, hasta la fecha.
¿Cuál es su origen?
El Mar Caribe y el Golfo de México, por su inusual situación, son auténticos criaderos de ciclones. Los ciclones tropicales extraen su energía de la condensación de aire húmedo producida por el calor, lo que provoca fuertes vientos. Dependiendo de su fuerza y localización, un ciclón tropical puede llamarse de diversas maneras: depresión tropical, tormenta tropical, huracán, o tifón. Los huracanes y las tormentas ciclónicas se diferencian básicamente por su intensidad. Estructuralmente, un ciclón tropical es una gran masa de aire en rotación, que produce fuertes vientos y tormentas. El ciclón "se alimenta" de la expulsión de calor procedente de la condensación del vapor de agua a grandes altitudes. Dicho calor proviene del Sol, que inicia el proceso de evaporación. El Atlántico meridional es una zona perfecta para ello por su localización geográfica.
Huracán Earl en 2004
Anualmente se produce una temporada excepcionalmente frecuente en tormentas tropicales. Es la llamada estación o temporada de huracanes del Atlántico. Aunque las tormentas tropicales pueden darse a lo largo de todo el año, durante esta época, que tradicionalmente comienza a finales de junio, se produce un número notablemente mayor de ellos. Esto se debe, principalmente, a los ciclos térmicos de la Tierra, que durante el verano promueven las tormentas tropicales, especialmente en el ecuador Atlántico y en las zonas tropicales. Este año la temporada de huracanes comenzó antes de tiempo. Con casi un mes de antelación, el huracán Alex dio el pistoletazo de salida, probablemente promovido por un ciclo térmico inestable provocado por un invierno cálido.
Qué hacer ante un huracán
No es la primera vez que os contamos qué se debe hacer ante el peligro de sufrir bajo los estragos de un huracán. Pero como la seguridad es lo primero, no está demás repasarlo. La información oficial puede consultarse en numerosas agencias como la Federal Emergency Management Agency (FEMA). Hay que tener muy en cuenta que, por desgracia, en esta ocasión el Huracán Earl ha azotado zonas rurales y de baja economía, menos preparadas estructuralmente para resistirlo. De ahí las víctimas mortales. La intensidad de este huracán no ha sido tan fuerte como en otras ocasiones. Han sido los aludes de tierra los principales causantes de los daños personales. Aún así, se aplican los mismos principios que ante cualquier huracán: preparación y precaución.
Créditos: AP
La preparación pasa por hacerse con un suministro adecuado de antisépticos, vendas, apósitos y suero fisiológico. También es imprescindible contar con agua potable, linterna, pilas y/o baterías. También es buena idea tener algunas velas a mano. La comida para una semana también será una necesidad. En caso de incomunicación, la radio o la televisión, si funciona, son buenas fuentes de información. Es imprescindible seguir la evolución de la tormenta para tomar las medidas necesarias en el momento adecuado. Durante el huracán hay que evitar salir a la calle por los posibles desprendimientos. En el caso de Coscomatepec, Tequila y Huayacocotla, por desgracia, las deslavadas han sido las causantes de las víctimas, algo que solo se puede prevenir evitando las viviendas cercanas a laderas y barrancos.
Al finalizar o amainar la tormenta es importantísimo comprobar los daños materiales y personales para evitar problemas mayores a posteriori.Al finalizar o amainar la tormenta es importantísimo comprobar los daños materiales y personales para evitar problemas mayores a posteriori. Hay que estar muy atento a humo u olor a quemado, así como a grietas y desprendimientos en el interior de la vivienda. También a los cursos de agua e inundaciones, que todavía pueden provocar enormes daños tras el huracán. Es muy importante tener todo esto muy en cuenta a tenor de lo comunes que resultan las tormentas tropicales en la zona meridional. Por suerte, Javier, la tormenta heredada directamente del Huracán Earl promete ser mucho más comedida. Aún así, lo mejor será estar preparados, pues no importa la intensidad: un ciclón siempre puede ser peligroso.

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