Según un estudio, tener una vocación y no desarrollarla conduce a una peor salud fÃsica y psicológica, peor incluso que no tener una vocación definida.
Las hormonas ováricas que impulsan el ciclo menstrual pueden llevar a las mujeres a dificultades emocionales, especialmente a que sean más vulnerables a trastornos alimentarios.